La misma fantasía todas las vísperas de fiestas: clonarme, conseguirme un androide que, de tan idéntico, confundan perfectamente con lo que me dicen los espejos. También la misma y reiterada paranoia: ¿qué tan responsables seremos de nuestros clones y androides gemelos? ¿Qué tanto podrán mejorarnos o empeorarnos?

Feliz Navidad. La precariedad tecnológica sigue preservándolos de nuestras imbéciles fantasías y pesadillas.